sábado, 13 de marzo de 2010

CAPITULO I. El Final (II parte)

¿Quiere un poco de agua?, ¿Cómo?, que si quiere un poco de agua, su señoría no tardara en llegar, no gracias atiné a responder, bien mientras tanto le comunico que su abogado D. Faustino Carvajal López, se halla en la sala de al lado, terminando de presentar la documentación que lo acredita como encargado de su defensa.

Faustino Carvajal López, aun recuerdo el día que me lo presentaron, fue en una fiesta en el club Marfil de Puerto Banús, no recuerdo exactamente que se celebraba, la verdad es que no era necesario celebrar nada especial para montar uno de esos cotarros, solían organizarlos alguna empresa, normalmente con motivo de la presentación al mercado de alguna nueva marca que sale a la luz, chicas guapas por todas partes, alcohol y lo que no es alcohol, y mas chicas. Recuerdo bien ese día por que Faustino se presento con una chica espectacular, y tal vez lo fuese tanto por el escote que lucia, o mas bien por lo que este permitía lucir, pero no fue la chica lo que me llamo la atención, fue el reloj, el reloj que exhibia de forma aparentemente desinteresada en su muñeca, pero que en el fondo se notaba que estaba orgulloso de él, lo mostraba de forma casual, al igual que a la chica, como un objeto más de su colección, un Rolex de oro y brillantes, pero del que solo se habían fabricado menos de doscientas unidades, un reloj del que yo estuve enamorado, si por que no llamarlo así, desde que fue presentado en sociedad en una fiesta muy similar a esta, pero que yo no pude conseguir, aquello me hizo preguntarme que relaciones tendría el tal Faustino, no era por falta de dinero por lo que no pude adquirirlo, no estaba a la altura de las expectativas de la marca, o algo así, según me hicieron entrever desde el departamento comercial, por eso, aquello incentivo más mi curiosidad por conocer a ese hombre.

Busque con la mirada a mi amigo Mario, Mario Márquez. Mario era heredero de un nombre con abolengo sevillano, pero al que solo le quedaba eso, su nombre. Toda su fortuna, si es que alguna vez llego a existir, se había perdido en los casinos de la Costa del Sol, y parte del extranjero, desde el Torrequebrada de Benalmadena, hasta el más selecto de Montecarlo, pasando por los del resto de España, pero aún así Mario seguía acudiendo a estas fiestas y demás saraos, conocía a todo el mundo y todo el mundo lo conocía a él, lo encontré charlando con la esposa de un famoso ganadero, últimamente se dedicaba a las esposas, las entretenía mientras sus maridos andaban detrás de las deslumbrantes modelos que pululaban por estas fiestas, unos prometiendo un papel en un anuncio, o un casting de la próxima película de tal o cual director de prestigio, y las otras haciéndose querer, a veces, algunas, las mas listas hasta de rogar, procuraban no darlo todo en la primera fiesta, de esta forma unos y otros se iban adentrando en las horas muertas que estos eventos ofrecen, y así Mario se ganaba la invitación a la próxima fiesta, o un fin de semana en la finca e incluso las vacaciones en el yate.

Me acerque a él y pidiendo disculpas a su próxima anfitriona me lo lleve a un aparte. Gonzalo, que tal, hace una semana que no tengo noticias tuyas, el miércoles me preguntaron por ti, o tal vez fue el martes, no sé, ya todos los días me parecen iguales. Quien te pregunto por mi, quise saber, espera, dejame pensar como se llama, no recuerdo bien, es aquel paleto de no se que constructora nueva, el del rolls royce de segunda mano, bueno no te preocupues, total tarde o temprano me encontraría, la próxima vez puedes darle mi número, te lo agradeceré, por cierto tengo un talón para ti, por la representación del mes pasado. Representación, un simple eufemismo que utilizábamos para darle algo de dinero a Mario, siempre nos era útil de una forma u otra. Oh gracias, si no te importa pasaré mañana a recogerlo, me viene muy bien, tenía previsto escaparme por unos días, no sé, me apetece Tánger, pero dime en que puedo ayudarte, no me habrás arrancado de los brazos de la anfitriona de mis próximas vacaciones, las pobres se pelean por lucirme en sus fiestas. No, solo quiero un poco de información, quien es ese, el de la chica despampanante, el que luce reloj. Vaya veo que tienes buen ojo, pero te advierto que es hetero, no creo que te cambie por la chica. Vamos Mario no seas bujarra, que no te pega, dime quien es.
Faustino Carvajal, abogado, especialista en la creación de empresas ubicadas en Gibraltar y resto de paraísos fiscales, se habla que es representante legal de la mayoría de las mafias rusas que operan por estas costas, cuentan que es capaz de crearte una corporación nueva en minutos con un móvil y una servilleta, también se dice que no tuvo mayor problema en deshacerse de su socio de bufete cuando este le puso pegas sobre sus relaciones con sus nuevos clientes, aunque el parte oficial fue muerte fulminante por infarto, menudo infarto debió de darle. Podrías presentármelo. Mira Gonzalo, no se que andarás pensando pero te advierto, no es trigo limpio, allá donde mete la mano y coge pieza no la suelta hasta que no es suya, me comprendes. Perfectamente, pero anda no seas remilgado y preséntamelo.

Se abrió la puerta del despacho y entro Faustino, bajo, medio calvo, y con un traje que apenas se sostenía sobre sus malformadas espaldas, pero seguro de si mismo, con esa seguridad que te da el haber bregado durante años por estos pasillos. No hizo falta que lo llamara, sencillamente se presento, algún funcionario tendría este mes un pequeño sobresueldo que le permitiese una ortodoncia a sus hijos, o una pulsera nueva para su amiga. Gonzalo, ¿como estas?, he venido en cuanto me han avisado, ¿estas bien?, ¿necesitas algo?, miró de soslayo al secretario del juez, y este se levanto, puso una excusa a la que ninguno de los dos prestamos atención, y salio de la habitación. En ese momento Faustino cambio, se convirtió en la hiena que era, no estaba allí para velar por mis intereses, sino para asegurarse que los intereses de sus otros clientes no se vieran perjudicados.

Vaya Gonzalo, nos tenias muy preocupados, hace ya un mes que no sabíamos de ti, y de pronto nos enteramos que estas en los juzgados, y no creo que hayas venido a casarte, ¿verdad?. Quien sabe, Faustino, a lo mejor me ha llegado el momento de sentar la cabeza, formar una jodida familia, con niños y perro. Mira Gonzalo no me fastidies, sabes que yo siempre he sido tu amigo, pero también sabes que tenemos otros amigos en común que se preocupan por ti, por tu salud…..me comprendes verdad. Vaya ahora resulta que sois unos putos oeneges. Vamos, Gonzalo no me malinterpretes, solo nos preocupamos por ti, por que si no iba yo a estar aquí, de momento sería mejor que no hablaras, déjame a mi, conozco este hueso de juez, el muy hijoputa lleva detrás de nosotros cinco años, y nunca ha encontrado nada, solo esta tanteando el terreno a ver si pesca algo, tranquilo no tiene nada. ¿Por qué no tiene nada, verdad Gonzalo?.

Iba a responderle que se fuera a la mierda, pero un golpe seco en la puerta al abrirse nos hizo girarnos a los dos, era el juez Rafael Martínez, de pie bajo el marco de la puerta observándonos con su clásico traje gris oscuro.

Vaya, veo que ya ha podido entrevistarse con su cliente a solas señor Faustino. Su señoría le veo en forma, bueno algunas palabras he podido intercambiar con mi cliente, pero claro de forma muy breve eso si. Ya veo, pero supongo que habrá tenido tiempo suficiente de aleccionarlo. Su señoría me confunde, sabe perfectamente que mi cliente es un honrado empresario que se halla aquí sin duda por un error, el cual confio su señoría podrá corregir a la mayor brevedad posible. Insinúa que cometo errores, señor Faustino. No señoría….Vale, abogado por favor tome asiento y procederemos con el auto, el juez corto por lo sano lo que se preveía una nueva perorata de Faustino, eso se le daba bien, el confundir a la gente con sus halagos haciendose el medio tonto, pero este juez lo tenia enfilado desde hacia tiempo y no le iba a permitir ninguna de sus habituales triquiñuelas. en ese momento me di cuenta de que si queria seguir con vida los proximos años, debería de conseguir la confianza del juez Rafael Martinez, pero como hacerlo, tenia que conseguir quitarme de encima a Faustino, debia de pensar rapido, tenia un problema y debia de soluccionarlo, estaba volviendo a pensar, nuevamente mi mente se encontraba ocupada en la resolución de una crisis, estaba volviendo a ser yo, me crecia ante las dificultades, pero como poder deshacerme de Faustino, ¿como?....en esas estaba cuando la primera pregunta del juez me saco de mis pensamientos.

¿Es usted D. Gonzalo García del Valle?......